En el ambiente se respira incertidumbre y hay manifestaciones contrarias de muchos empresarios y economistas. Pero los datos son positivos: La inflación alta que padecemos en este momento es coyuntural. Debería moderarse a medida que avance el año y se vayan ajustando la energía y los desequilibrios entre una demanda disparada tras la pandemia y una oferta incapaz de dar abasto. Si para octubre los precios no empiezan a bajar de forma drástica, la recesión estará garantizada.
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