Durante siete años, Sandra Norak (nombre ficticio) fue prostituta. En 2008, cuando aún no era mayor de edad, conoció a un hombre por internet que le prometió amor eterno. Ella tenía entonces problemas en casa, abandonó la escuela y se mudó a vivir con él. La obligó a prostituirse. Una forma muy extendida de incitar a las mujeres a la prostitución, el conocido “método del chico amoroso”. El proxeneta la introdujo en burdeles baratos donde Norak satisfizo sexualmente a entre 400 y 500 hombres en cuatro semanas, contó ahora la mujer de 29 años.
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