El aparato hacía una maniobra nocturna en el mar y necesitaba guiarse con bengalas lanzadas desde una nave acompañante, pero el sistema de lanzamiemiento se atascó. La nave carecía de iluminación y desapareció en medio del océano apenas 60 segundos después, sin que la tripulación terminara de comunicar que suspendía el entrenamiento por visibilidad nula. Un año después del accidente, el juez que instruye la causa aún no ha tomado declaración al único superviviente de la tragedia y las familias se indignan ante la lentitud y el oscurantismo.
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