Las concesiones hospitalarias y el concierto de las resonancias magnéticas no son las únicas colaboraciones público-privadas que traen de cabeza a los responsables de la Conselleria de Sanidad del Gobierno de Ximo Puig. Existen otros contratos que no alcanzan la magnitud de los anteriores pero que también han sorprendido al equipo de Carmen Montón siempre por el mismo motivo, la laxitud de la Conselleria durante los gobiernos del PP en el control tanto de calidad asistencial, sobre todo, económico de las contratas y concesiones.
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