Nipa Islam tiene una sonrisa pícara y es entrañablemente extrovertida. Se largó de las calles de Daulatdia, un burdel de Bangladesh, a los cuatro años. Su madre la entregó a la oenegé KKS (Karmojibi Kallyan Sangstha), una organización que proporciona cobijo, comida y educación a hijas de prostitutas. En vez de estar drogada y desnuda en una cama, ahora sueña con fichar por el equipo nacional de cricket.
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