F. J. O. tardó 40 años en armarse de valor para coger un boli y escribir una carta al arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, para denunciar que el sacerdote Jesús Fernández, el hombre al que acusa de abusar de él en el seminario de Oviedo entre 1970 y 1972, seguía dando misa en la parroquia asturiana de Hevia, perteneciente a Pola de Siero. “Me enteré por internet de que estaba en esa parroquia. Mandé una carta al obispo contándole mi caso y alertando de lo peligroso que era que esta persona siguiera en contacto con niños.
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