La deuda, hasta un determinado punto, no es un problema en sí mismo. Lo preocupante es para qué se asume. No es lo mismo pedir un crédito para comprarse un coche que para que estudien nuestros hijos. Como no lo es endeudarse para pagar un sinfín de prestaciones o mantener una administración esclerotizada que para desarrollar proyectos en nichos estratégicos que ayuden a reformular el modelo económico.
|
etiquetas: economía , deuda , presupuestos