La patronal se queja de la falta de mano de obra cualificada. Lo que antaño fue una salida fácil para los desempleados sin estudios, hoy no los convence. Entrevistado por este periódico, Víctor, a punto de los 40; ha trabajado en la restauración, estudia una FP y está esperando un hijo: “Hoy por hoy, ese mundo es una esclavitud y está mal pagado. Ahora voy a ser padre, y por 1.000 euros no me veo 10 horas al día seis días a la semana. No creo que me merezca la pena”.
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