Una joven alicantina ha conseguido librarse de una deuda de nada menos que 19,8 millones de euros que amenazaba con perseguirla de por vida, después de acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad y haber obtenido la denominada exoneración del pasivo insatisfecho al carecer de bienes y haber actuado siempre de buena fe, como exige la normativa. Como suele ocurrir cuando se producen exoneraciones de cantidades elevadas, el origen de esta deuda procede del error de no separar el patrimonio personal de la gestión de la empresa familiar.
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