Vera Liddell, maestra y directora de servicios de alimentos, robó 11.000 cajas de alitas de pollo, destinadas a familias de estudiantes que dependían de las comidas escolares para su sustento diario. El esquema fraudulento de Liddell se desarrolló 19 meses durante la pandemia, con las escuelas cerradas se continuaba proporcionando comida a las familias. Liddell aprovechando su posición realizó pedidos que fueron desviados para otros fines aún desconocidos. El desfalco dejó sin alimentos a los niños y una pérdida millonaria para el distrito.