No existen suficientes recursos públicos para acoger a estas víctimas, a las que lastra la dependencia afectiva y económicaA las afectadas les cuesta identificar y aceptar su situación y son las que menos denuncian a sus maridosSus hijos e hijas son a menudo quienes les frenan a llevar el asunto a la policía y dejar a su pareja.
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