Un hombre de 48 años acudió hace unos días al hospital tras una noche de dolores, fiebre y vómitos. Él y su mujer pensaron que los síntomas estaban relacionados con un proceso gripal. Pero en tan solo una semana, los médicos tuvieron que amputarle las piernas y partes de las manos y de los antebrazos. No se trataba de una gripe. Nuestro protagonista sufría una infección causada por una bacteria llamada Capnocytophaga canimorsus, que le transmitió su propio perro a través de un lametón.
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