Las autoridades birmanas y chinas están haciendo la vista gorda ante el creciente comercio de mujeres de la minoría Kachin de Myanmar, que son llevadas a través de la frontera, vendidas como esposas a hombres chinos y violadas hasta quedar embarazadas, afirma un informe. Algunas mujeres pueden regresar a sus hogares después de dar a luz, pero se ven obligadas a dejar a sus hijos, según una investigación realizada por Human Rights Watch, titulada Danos un bebé y te dejaremos ir.
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