El 10 de junio de 2008, Dick Fuld, el CEO de Lehman Brothers en Nueva York, reunió a su comité ejecutivo en respuesta a un informe de ganancias del segundo trimestre que registró casi 3.000 millones en pérdidas. El objetivo de la reunión era que todos en el círculo interno de Fuld tuvieran en cuenta una sola pregunta. La pregunta no era: '¿Cómo reestructuramos la empresa para escindir nuestros activos más tóxicos?', sino '¿Cómo recuperamos la confianza?'.