Un día, en clase de Judith, varios de sus alumnos aparecieron con los labios cosidos. "Sintieron que nadie les escuchaba y que no importaban, obviamente nos afectó mucho como profesoras, enseñar en una clase en la que hay niños con sus labios sellados así". Judith Reen daba clases en Sydney hasta que dejó el trabajo para enseñar en un colegio de Save the Children a los niños refugiados en la isla de Nauru. "Antes de ir a estos centros, nunca habría imaginado que mi gobierno podía hacer algo así.
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