Transportar 464 kilogramos de marihuana ocultos en la caja de un tráiler era como un juego de niños para Oscar Soto, un mexico-americano nacido en Socorro, Texas, en la década de los setenta. Lo único que necesitaba era una buena dosis de aplomo, mucha cara dura y, por supuesto, propensión al riesgo. Y eso último es algo que siempre le ha sobrado.
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