Los niños no son inmunes a los procesos políticos, los viven y los hacen suyos desde los recursos con los que cuentan. El radio, la televisión, las redes, las conversaciones de los adultos, incluso las de los compañeros, despiertan en ellos una gran variedad de emociones. El temor a lo desconocido y la inseguridad que esta sensación nos crea, nos impulsa hacia un intento desesperado de controlar el futuro y anticiparnos hacia un sin fin de probabilidades. Como si imaginarnos todos las posibles escenarios, nos permitiera encontrar respuestas.
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