Aunque tengamos el programa de reducción de pobreza más puntero y mejor pensado, si no sabemos qué hogares son los más pobres, el programa fracasará porque no acabará beneficiando a los que realmente lo necesitan. En países desarrollados, por suerte, los sistemas de información funcionan más o menos bien, y a menudo se pueden diseñar estrategias con bases de datos administrativas, como la de la seguridad social o la de los ingresos declarados. En muchos otros países, en cambio, esto no es así.
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