Ha tenido clientes que se le han levantado de la mesa, literalmente, antes de servirles. «No aguantaban el ruido», advierte Juanate Gil, gerente del restaurante Arte-Gaia, en pleno casco de Artenara. Ni el polvo. Pero ya no aguanta más porque tampoco puede. «Las obras nos han asfixiado, he perdido el 80% de las ventas». Sus cuatro empleados ya no pudieron cobrar el mes de junio, pero julio tampoco pinta bien, de ahí que ya se esté planteando un ERTE o despedir a dos
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