Cada vez que la web de Extranjería publica nuevas citas, estas desaparecen en cuestión de 'microsegundos', acaparadas por bots manejados por individuos que han hecho de esta práctica un negocio muy lucrativo. Ante esta realidad, los inmigrantes se ven obligados a pagar a estos acaparadores de citas para conseguir una, ya sea a través de "dudosos abogados" que misteriosamente tienen acceso a estas citas o, peor aún, en locutorios que se han convertido en puntos de venta ilegales.
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