Parece una auténtica contradicción. La tecnología avanza a pasos agigantados pero la productividad, sin embargo, no solo no ha crecido al mismo ritmo sino que ha sufrido numerosas recaídas incluso en períodos expansivos. ¿No se suponía que los avances tecnológicos nos haría más productivos y aumentaría nuestro bienestar? Sin embargo, hay un factor adicional que quizá sea todavía más preocupante: a diferencia de otros países de nuestro entorno, la productividad laboral solo ha aumentado en períodos de elevado desempleo.
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