Puede que usted sea una persona inquieta y con capacidad de fascinación y, desde que vio Midnight in Paris, mantenga el sueño de vivir aquí. ¡Oh!, la maladie d’amour, el urbanismo de Hausmann, el malditismo de Gainsbourg, paseos au bord de l’eau por el Sena, Les Deux Magots, Notre Dame, qué barbaridad, cuánta belleza. Y qué bonitas son, desde la acera, esas buhardillas en las que se intuye la felicidad doméstica al calor de una chimenea. No, usted no es un bicho raro. Se han dado casos. Si está pensando en cumplir su sueño, hágalo.
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