Las sociedades sin memoria no pueden ganar la guerra. Y menos aún la paz. Existen 3 respuestas a un ataque como el de París. La 1ª nace de las tripas, que ya esgrime el Frente Nacional de Marie Le Pen –cerrar mezquitas, prohibir organizaciones islámicas–. La 2ª, afirmar que estamos en guerra, intensificar los bombardeos en Siria, vengar los muertos. La 3ª se centra en eliminar las causas que nutren el islamismo radical, apoyar a los musulmanes moderados, fomentar la educación. Es posible que ninguna de las tres sirva, y menos aún por separado.
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