Como lo de abandonar al abuelo comisionista en la primera gasolinera no está bien visto en los protocolos de la monarquía, en Zarzuela se están devanando los sesos para conseguir que Felipe VI liquide freudianamente a su padre y que no parezca un accidente, ya que en este caso el asesinato virtual ha de ser público, notorio y sangriento, muy sangriento, de manera que no deje lugar a dudas sobre las intenciones reales del parricida.
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