Hay que tener una colosal bajeza moral y un enorme déficit educativo para juzgar a una persona por su aspecto y hay que ser todavía más inconsciente y más estúpido para compartir dicho juicio con la ciudadanía, con el daño que ello ocasiona a la tolerancia. Pero todavía se puede llegar a cotas mayores de indigencia moral y ello es posible introduciéndote en las listas de un partido político, el PP en este caso, o no exigiéndote de inmediato la dimisión.
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