La búsqueda de pisos de alquiler en plataformas no solo se ha convertido en una experiencia altamente frustrante, sino detectivesca. A la escasa oferta de viviendas y los precios desorbitados, hay que añadir la capacidad de escudriñar en cada foto y descripción si ese piso céntrico que destila fotogenia, decorado con colores vibrantes y cuyo anuncio incluye un claim motivacional que reconocemos de alguna taza Mr. Wonderful, es siquiera habitable.
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