El drama del Ártico podría resumirse en las noticias encadenadas del último medio año: si en invierno escribíamos sobre una ola de calor extraordinaria que igualaba las antaño extremas temperaturas del norte con las del corazón continental europeo, en verano lo hacemos sobre una terrible ola de calor también extraordinaria que está provocando una descorazonadora sequía y el incendio de millones de hectáreas. Al margen de la estación, para el Ártico sólo hay una realidad: demasiado calor.
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