Nada tan sencillo y didáctico cuando uno se embarca en un proyecto nuevo como echar un vistazo a quienes ya han hecho algo parecido antes para ver qué tal les ha ido. Es una filosofía de andar por casa —cien por cien sentido común—, pero en materia de transportes e infraestructuras España puede aprender mucho aplicándola. Con el debate sobre la mesa sobre los peajes en las autovías y su conveniencia para financiar el costoso mantenimiento de la red viaria estatal, el país tiene un ejemplo magnífico de implantación de gravámenes.
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