En las últimas décadas la proporción de hombres y mujeres en la medicina inglesa ha sufrido un vuelco y se ha convertido una profesión mayoritariamente femenina. Esto ha traido un problema inesperado: sobre el 60% de las doctoras abandonan la carrera profesional antes de diez años, y muchas de ellas eligen puestos a tiempo parcial o con horarios poco exigentes para poder dedicar más tiempo a la familia. Cada profesional le cuesta unas £500,000 al país, y ahora la NHS se encuentra con escasez de médicos, especialmente de médicos experimentados.
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