Por simples intereses geopolíticos, Occidente se ha aliado con el conservadurismo teocrático y con el islamismo más integrista para destruir al único régimen laico que todavía queda en la región. Sin embargo, al margen de haber contribuido a la creación de un monstruo como el Estado Islámico, el cálculo occidental fue erróneo también en lo que respecta a la supuesta debilidad y aislamiento de Al Asad, ya que no contaron en ningún momento con el gran apoyo popular que mantiene el régimen panarabista.
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