La legislatura avanza por curvas cerradas con un punto de vértigo para el PSOE, y en cada curva Sánchez sigue apostando a la batalla cultural por apuntalarla. Esta vez ha tocado la abolición de la prostitución. Sin embargo, ya sabemos, a la luz de políticas similares aplicadas en Suecia y en otros países, que no acaba con una actividad que permite sobrevivir a miles de mujeres pobres a golpe de Código Penal, sólo se la clandestiniza más.
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