La industria está continuamente bajo la lupa por el uso de trabajo esclavo, pero su alto impacto medioambiental pasa desapercibido en Tailandia, tercer exportador mundial de productos pesqueros, ha arrasado manglares y contaminado comunidades para establecer sus granjas de crustáceos. Aunque España es un productor traidicional de este crustáceo, la mayor parte de los langostinos que consumimos proceden de países como Argentina, Ecuador, China y Tailandia.
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