Mamis glamurosas, médicos que aconsejan o progenitores coraje, hacen de estas plataformas una selva digital de contenido sobre la maternidad y la paternidad, dónde obviamente hay expertos que dan consejos fiables, pero también una legión de imitadores que pueden ser muy dañinos. El capitalismo ha visto que los niños dan pasta y clics, y por eso los algoritmos buscan acercarnos a esa tribu digital con la que nos sentiremos hermanados en las alegrías y agotamientos de la crianza cotidiana.
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