Al inspeccionar el turismo con el equipo detector de latidos, un nimio detalle infundió sospechas a los agentes, lo que les produjo "sorpresa" al tratarse de un vehículo de alta gama y en muy buen estado de conservación. Por ello, efectuaron un registro exhaustivo del interior del vehículo hasta llegar al salpicadero, de donde sacaron al niño y le auxiliaron porque sufría entumecimiento y desorientación, además de tener la respiración agitada y sudoración. Se trataba de un varón de origen subsahariano, indocumentado, que dijo tener 12 años.
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