En la madrugada del 29 al 30 de octubre, las lluvias que descargaron en la cabecera del río Piedra acabaron por embalsarse en la localidad de Embid (Guadalajara), en concreto a la altura del paso inferior bajo la carretera CM-2122, construido hace tres décadas para poder salvar el cauce. Ese desagüe se atoró e hizo que se represase una masa de agua de más de un kilómetro de largo con alturas de hasta cuatro metros. "Ha desecho los caminos y ha modificado el cauce totalmente. Hay sitios irreconocibles", describe Fernando Sánchez, agricultor.
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