En el pequeño pueblo de Frontenex, tres ranas se han instalado en el jardín de Colette Ferry, de 92 años. Si la jubilada agradece y disfruta su compañía, esta convivencia no es del gusto de algunos los vecinos, que se han quejado del ruido, por encontrar que las ranas croan demasiado fuerte. "Un señor vino a 'gritarme', diciendo que no podía dormir".
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