En cierta ocasión me dejaron echar un vistazo a un mensaje de correo electrónico en el que un técnico de una institución pública y un empleado de una empresa privada acordaban 'preparar' el pliego de un concurso. El conchabeo era muy afable. Charlaban como viejos amigos. La empresa se llevó el contrato y las consecuencias fueron desastrosas: sobrecostes, retrasos. Por mucho que insistí a mi fuente, nunca pude publicarlo. Fue un off the record y no conseguí a nadie que me aportara la información suficiente para destapar el chanchullo.
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