De todos los destinos posibles, elegí pisar tierra cubana. En Occidente se habla mucha basura sobre Cuba y los cubanos. Consideran estúpido viajar a La Habana, pero loable ir a Estados Unidos. ¿Saben algo? Nos convencieron de admirar al opresor y odiar al oprimido. ¡Va hilo!. Viajar a Cuba es como retroceder en el tiempo. El aeropuerto, con su sencillez y aire antiguo, me hace sentir como si hubiera regresado décadas atrás. Al salir, los autos antiguos circulan por las calles: son testigos de un pasado congelado en el tiempo.
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