Cada año miles de millones de pollos macho son sacrificados por la industria de gallinas ponedoras de huevos. Hasta ahora el proceso era sexar los pollos recién nacidos y sacrificar los machos, que en en ocasiones puede utilizarse para piensos animales. Una nueva tecnología permite saber el sexo del embrión de los huevos en los primeros nueve días de incubación.
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