No dudamos de que la idea fuera buena, reconocemos que el equipo de marketing estuvo muy ágil para anotarse el tanto y, por lo visto, la compra conjunta si suponía cierto ahorro respecto a adquirir por separado los productos en cuestión. El problema es que a estas alturas de la partida cuesta cada vez más creer en las buenas intenciones. La elección de productos era un tanto singular, faltaban alimentos frescos, reunir los 30 productos suponía una especie de yincana por el hipermercado…
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