Anastasio, Anas para los amigos, es un tipo con iniciativa. En 2009 olió que el tarot por teléfono podía ser buen negocio y abrió entonces el Tarot de Saray. Lo manejaban su madre, su esposa y él mismo desde un chalé a las afueras de Cardenete (520 habitantes, Cuenca). El negocio iba bien. Los vecinos lo escuchaban dar carrete a los incautos sentado en una hamaca junto a su piscina mientras su tren de vida crecía. Relacionada:
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