Puede parecer difícil de entender que se construyera un aeródromo a 360 kilómetros de la ciudad a la que se pretende defender, pero las vicisitudes de la guerra civil con toda Castilla la Vieja, desde Somosierra hasta las Vascongadas, en manos de Franco, hicieron que el Gobierno de la República desde Madrid lo construyera lo más cerca posible de Bilbao.