La policía de Shenzhen (China) está empleando de nuevo un método punitivo contra los conductores que van deslumbrando a los demás por mala regulación de los faros o el uso inadecuado de luz de largo alcance. Es una interpretación moderna del “ojo por ojo”, que a buen seguro escandalizará a los defensores máximos de los derechos humanos -todo un exotismo en China- y los oftalmólogos.
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