Estela pide disculpas por el aspecto del residencial abandonado en el que vive. ''Sé que parece peligroso, pero aquí una vive muy tranquila'', cuenta. La misión imposible de acceder a una vivienda en Lanzarote empujó a Estela, de 70 años, a vivir en una obra inacabada de Playa Blanca, en el sur de la isla. Apenas dos kilómetros separan la casa del hotel de cinco estrellas en el que trabaja, pero en su vivienda no hay ni rastro de lujos. Desde su salón, levantado en cuatro paredes de bloques grises y aún sin encalar, resume su odisea: ''Todo lo
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