Mientras en otros países europeos la facilidad para crear empresas y las obligaciones fiscales son más justas para quienes empiezan su negocio como salida a una mala situación laboral por cuenta ajena, o simplemente porque quieren ser sus propios jefes, en España por mucho que prediquen con programas de financiación, préstamos para pymes y demás modernismos de la era digital 2.0, lo cierto es que seguimos a la sombra porque al gobierno le interesa que así sea. Nos dan una de cal y otra de arena, con parches obsoletos.
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