Papo tomó una jeringa le pidió el brazo a uno de estos individuos y se inyectó. Había seguido las palabras de su dictador y había elegido la muerte, La noticia comenzó a circular por una Cuba que estaba sufriendo del colapso de la Unión Soviética. Ante esta situación, lo que comenzó como una docena de personas se convirtió en cientos de individuos que se inyectaban con el virus para gozar de las beneficios y dejar atrás la represión.
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