Mientras la gran mayoría de la gente está ensimismada en las medidas de repartición de la epidemia en el tiempo, la dinastía reinante en Arabia Saudita cuestiona el poderío de su protector estadounidense. Riad y Washington libran una prueba de fuerza que ya estaba desorganizando la economía mundial antes de que se extendiera el coronavirus. El presidente Donald Trump se plantea apoderarse del control del petróleo de Arabia Saudita y de Venezuela, lo cual parece haberlo llevado a establecer nuevas alianzas.
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