El 3 de diciembre de 1998, José María Aznar, por entonces presidente del Gobierno, cortó la cinta de la nueva A-3, a la que pomposamente se denominó Autovía del Este. Fueron necesarios más de 150.000 millones de pesetas y décadas de trabajos para anunciar, de una vez por todas, que Madrid y Valencia estaban a tres horas en coche.
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