Los sesgos de género a la hora de construir y delimitar el mundo han tenido su reflejo en el campo de la salud con efectos nefastos para el bienestar de más de la mitad de la población del mundo: las mujeres. Carme Valls aborda este trabajo desde su mirada como endocrina. Las mujeres han sido excluidas de la medicina de diferentes formas: bien, siendo definidas como lo no-masculino en vez de hacerlo a partir de su propia condición, lo femenino; o bien, siendo directamente eliminadas de los ensayos clínicos.
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