Llegados a este punto constatamos que continuamos empantanados en un bucle sin fin. Para encontrar una salida necesitamos a los presos en la calle, pero para conseguir este objetivo necesitamos invertir el clima. Y los acontecimientos de estos días no ayudan. De nada sirve insistir en el carácter pacífico del independentismo y sus líderes, que reconoce incluso la sentencia, si a continuación se justifican, relativizan o contextualizan los actos de violencia, se practica un sepulcral silencio de 72 horas, como el de Puigdemont y Torra.
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